Se habla de Dislalia como una dificultad o trastorno de la articulación de los fonemas, caracterizada por una manifiesta incapacidad para pronunciar de forma adecuada los fonemas esperados para la edad. Por lo general se presenta en niños y niñas de corta de edad, alrededor de los 3 años. Los padres manifiestan preocupación y angustia por las dificultades en la pronunciación que presenta su hijo (a) y por tal motivo acuden a un especialista del lenguaje para realizar el diagnostico e intervenir de manera oportuna y eficaz.
Las manifestaciones presentes en las dificultades del lenguaje son: ausencia o retraso para emitir palabras esperadas a su edad cronológica, ausencia o alteración de algunos sonidos o sustitución de estos por otra de forma improcedente, así como la falta de atención y concentración en el estimulo sonoro.
Estas dificultades de articulación se observan en contextos en que el niño interactúa con su familia y colegio, en su diálogo conversacional espontáneo y/o dirigido con su interlocutor. Esto a su vez podría afectar las relaciones con sus pares y las personas de su entorno familiar y educacional.
Algunos niños pueden superar las dificultades en la pronunciación cuando alcanzan los 5 o 6 años. Sin embargo cuando persisten después de los 4 años puede considerarse como Dislalia Articulatoria o funcional.
La Dislalia Funcional puede deberse a varias causas: falta de control de la motricidad fina, déficit en la discriminación auditiva, errores perceptivos e imposibilidad de imitación de movimientos, escasa estimulación en el ambiente familiar, el nivel cultural del entorno, ambiente bilingües y pueden existir factores de orden psicológico emocional como sobreprotección, traumas, abandono, separación de los conyugues, conductas inestables, entre otros.
Por otro lado, encontramos Dislalias de tipo Orgánico: El cual se caracteriza por lesiones del sistema nervioso que afectan al lenguaje o a lesiones o malformaciones de los órganos del habla. Si se encuentran afectados los centros neuronales cerebrales reciben el nombre de disartria y forman parte de las alteraciones del lenguaje de los deficientes motóricos.
Si nos referimos a anomalías o malformaciones de los órganos del habla (labios, lengua, paladar, etc.) hablamos Disglosias.
Es conveniente observar la manera cómo se comunica su hijo(a) y su interacción social: si logra comunicarse con gestos verbales y no verbales, si emite palabras y señas cuando solicita algo, así como la cantidad de las mismas en su dialogo, si establece un orden en las oraciones, comprende y ejecuta indicaciones. Además, si reconoce y nombra objetos de su alrededor, si los llama por su nombre y expresa con palabras cuando solicita algo.
Si su hijo presenta dificultad para pronunciar y articular fonemas puede tratarse de una Dislalia, entonces es recomendable que acuda a un especialista del lenguaje, el cual examina la articulación y pronunciación de los fonemas, el tono de voz, entonación, respiración y discriminación auditiva de los sonidos para luego proceder con el plan de trabajo y la intervención terapéutica adecuada.
Johanna Berrios Sosa
Psicóloga – psicoterapeuta
Area Infantil Centro Logos
C. Ps. P. 13018