La voluntad libre es para Viktor Frankl, además de ser fundamento de la Logoterapia, una facultad que constituye a la persona humana. Es esta posibilidad de decidirse, de elegir, de contraponerse a los designios de la poderosa psicofisis y de responder conscientemente a los condicionamientos sociales y culturales lo que llama al hombre hacia su libertad. La persona humana es “existencial” (Frankl), pues se decide a favor o en contra de algo o alguien. Toma postura. No es un ser determinado por el mundo interno o externo, es un ser que se auto distancia para asumir una actitud, para asumirse a sí mismo como protagonista de su propia existencia, para elegir no qué vivir en su vida sino cómo vivir su vida.
Pero esta capacidad es posibilidad, la persona no viene ya manifestada en su ser responsable y consciente, la facultad de elegir se ha de ir desarrollando y actualizando conforme el organismo psicofísico madura para permitir tal expresión personal (la persona es “unidad y totalidad”). Esta posibilidad ha de
ser actualizada, realizada en la acción. Este es precisamente el sentido de la decisión como capacidad específicamente humana, poder ser realizada en lo concreto, en el aquí y ahora. Solo así el hombre neurotizado que renunciaba a su responsabilidad se vuelve consciente de que de él depende el “cómo” de su existencia. Sin embargo el neurótico adulto trata de renunciar a su facultad de elección, cual niño que no quiere decidirse, que prefiere evitar arriesgar, que está cómodo como está (aunque sufra), que manipula a otros para que elijan por él. Claro que en este intento se decide en contra de su propio poder de decisión. Igual “hace uso de su libertad” (Frankl).
De aquí se desprende que un objetivo fundamental de la terapia sea el autodistanciamiento que facilite la consciencia de la propia responsabilidad. Cuando se interpela a la persona respecto a su actitud hacia lo que le ocurre, se remueve en su interior el germen sano de la auto confrontación sobre la forma actual de vivir su vida. Si me doy cuenta de qué hago con lo que me pasa, de qué forma estoy afrontando la situación, puedo descubrir que ante esto Yo juego un papel decisivo, precisamente decidiendo.
Entonces se trata de elegir, ya que el mero hecho de ser capaz de decidirme por algo o alguien me mueve a aceptar que puedo y estoy llamado a dar respuesta ante lo que la vida me plantee, que de mi depende, que mi voluntad es libre. Si, como dice Frankl, todo tiene sentido, el hecho de haber sido “arrojado al mundo” como ser humano y ser potencialmente capaz de elegir tiene sentido inevitablemente. Y el sentido está ahí para descubrirlo y realizarlo, llevarlo a la acción.
En el estado de neurosis, la persona queda restringida en su capacidad de conciencia respecto a la propia capacidad de dar respuesta (por condicionamientos biológicos, psíquicos o sociales). La terapia facilita entonces que el hombre se conecte con lo espiritual en su ser, con el Yo decisivo, para que sea la persona que está llamada a ser.
Alejandro Salomón Paredes
Psicólogo – Psicoterapeuta
Director Centro Psicoterapéutico Logos
C. Ps. P. 12034